Mientras el Tratado de Roma cumple cincuenta años, ya es el momento de dar un nuevo impulso a la construcción europea.
Cuando esta gran aventura empezó, el 9 mayo 1950, con la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), estaba inspirada antes de todo por la necesidad de establecer durablemente la paz, después de tantas guerras fatales entre los pueblos europeos.
El camino recorrido desde los años 50 es impresionante: la Unión Europea, fundada por seis estados, ya está constituida por veintisiete y alcanza un nivel de integración muy alto, en particular en los planos jurídicos y económicos. Contribuyó también mucho a establecer la democracia en Europa y a difundir la prosperidad adentra.
Así, la « vieja Europa » demostró que se puede construir un gran conjunto geopolítico de otra manera que por la fuerza. Que a través de la cooperación, de los intercambios, de la negociación y del derecho, es posible transformar una región rasgada y incruenta en un espacio unido, democrático y próspero.
Esta experiencia confiere a Europa un papel particular en el mundo donde tantas potencias son caracterizadas por una concepción más tradicional de las relaciones internacionales.
La Unión Europea, una gran realización subestimada
No obstante, los ciudadanos europeos no son siempre conscientes de estos éxitos, de este impresionante acervo. Peor, hoy muchos parecen alejarse de la Unión, por no entender bien lo que hace, por parecer distante, abstracta y tecnócrata.
Si la Unión Europea parece tan alejada de los ciudadanos, es porque se construyó, seguro mediante su participación pero al final sin ellos, sin que su implicación directa fuera realmente solicitada de otra manera que puntual, superficial y folklóricamente. Es en particular lo que debe de ser solucionado.
Parece también alejada porque los responsables políticos nacionales, en la gran mayoría, no la conocen, tienen dificultades para hablar de ella y siguen razonando y actuando como si fuera todavía periférica, mientras que es ahora central.
Por falta de familiaridad, no comparten suficientemente con sus compatriotas el análisis de los grandes desafíos mundiales y europeos, mientras que éstos son a menudo una condición sine qua non para identificar soluciones realistas a los problemas nacionales y locales.
Los europeos y el mundo necesitan más Europa
En un mundo multipolar donde grandes naciones como China o India se afirman como los gigantes económicos y políticos del futuro, es necesario que Europa refuerce su unidad y su cohesión para permanecer contable.
El objetivo no es buscar potencia por la potencia sino que necesitamos superar este primer estado de la reflexión geopolitica y comprender la potencia como un mero medio al servicio de una ambición ; la ambición de que la Unión Europea contribuya, por su peso económico y demográfico, su influencia intelectual, la calidad de su modelo social y medio ambiental, a la resolución de los grandes problemas a los que se enfrenta el planeta, empezando por los desequilibrios medio ambientales, la pobreza y la violencia.
Entonces no se trata de un enfoque clásico del poder sino de un planteamiento responsable fundado sobre el hecho de que todos los seres humanos están en apuros, todos, y que tenemos que aprender a manejarlo juntos, a través de la emergencia de un gobierno mundial sobre los asuntos globales.
Cómo los Europeos pueden ser útiles para el mundo
Numerosos son los europeos quienes, aun profundamente patrióticos, y agregados a sus idiomas y culturas nacionales, entienden que son antes de todo ciudadanos del mundo. Saben que « el ecuador ya no es más que un anillo muy estrecho » y que si el planeta está mal, en los planos medio ambiental, económico, político o social, no serán salvados. Entienden también que su nación no tiene el tamaño suficiente para actuar sola mientras que la Unión Europea puede permitir de cierta manera, cambiar las cosas en varios asuntos.
Al saber imaginar y realizar este modelo único en la historia mundial que es la Unión Europea, los europeos parecen más maduros , creíbles, y listos, para participar a la elaboración y la promoción de una visión moderna del mundo, para proponer la combinación de la libertad, de la solidaridad, de la iniciativa, de la innovación y la preocupación del largo plazo que el planeta necesita. Pueden – y tienen que – actuar en la construcción de un mundo más pacífico, próspero, solidario y respetuoso del medio ambiente.
La Unión Europea, en esta perspectiva, no es una finalidad en sí misma : es un instrumento al servicio de la construcción de un mundo más equilibrado. Herramienta, por una parte, por ser un laboratorio, desde 1950, del « vivir juntos », es decir de la substitución de la cooperación et de la negociación institucionalizada a la confrontación.
Laboratorio también del desarrollo sostenible, o sea de la investigación del equilibrio entre los resultados económicos, la protección del medio ambiente y de la dimensión humana, aunque quede todavía mucho por hacer . Herramienta, por otra parte, gracias a su peso que le puede permitir obrar eficazmente a la difusión de buenas políticas en numerosos campos de la vida económica y social.
Profundizar más el compromiso europeo
Así, tras difundir sus valores humanistas al Sur y al Este de Europa, la Unión tiene que no sólo cuidar reforzando este éxito, trabajando sobre una mayor cohesión económica, social y cultural entre los pueblos europeos, sino también mirar mas allá de sus fronteras para participar activamente en la emergencia de una sociedad mundial más justa, equilibrada y pacífica.
Es lo que trata de hacer con la combinación entre su política de ampliación, destinada a algunos vecinos fronterizos, su política de vecindad, destinada a otros estados europeos, y también a los países del este y del sur del Mediterráneo, y su política de desarrollo orientada hacia otras regiones del mundo, y en particular África.
Pero la dimensión de la acción y especialmente sus modalidades de aplicación, en relación con el desarrollo de los países pobres, aunque sean significativos, no resultan a la altura de los desafíos en términos cuantitativos y metodológicos. La política de desarrollo tiene que ser pensada de nuevo en sus objetivos y sus modalidades, y después explicada a los ciudadanos europeos para que entiendan su finalidad, para que se la apropien et se asocien completamente. Tiene que ser aplicada según las modalidades que otorgarán un papel mucho más grande a las colectividades locales, más eficaz que los actores nacionales para contribuir en acciones concretas como la mejora del acceso al agua potable, la gestión de los residuos, la agricultura, la educación, la iniciativa económica.
El ciudadano europeo, motor de la reactivación de la Unión, y la necesaria emergencia de un espacio político europeo
Los ambiciosos objetivos descritos arriba pueden ser alcanzados solo si los ciudadanos europeos se implican directa y totalmente, así mismo, en la consolidación y la evolución del proyecto europeo. Hay que dirigirse directamente a ellos para plantear el problema de Europa y los desafíos mundiales, y para que entiendan toda la importancia de su papel en la historia contemporánea de la humanidad. No, la historia no se acabó para Europa. No, Europa no va a declinar porque China e India estén aumentando su poder. Europa tiene vocación, al contrario, de encender la vía, con otros, y contribuir a la elaboración de nuevos modos eficaces de gobierno mundial.
Para alcanzar esto, hay que trabajar para que una opinión pública europea se afirme y para que un espacio político europeo aparezca, en agregación a los espacios políticos nacionales.
Es esta voluntad la que conduce hoy en día a la creación del Partido de los Ciudadanos Europeos, movimiento medio ambientalista y social al nivel europeo representadas por las siglas PACE en referencia a la vocación de paz que los padres fundadores querían dar al proyecto europeo.
Movimiento medio ambientalista, para apoyar nivel más alto, europeo y mundial, la defensa del medio ambiente y para contribuir a encontrar soluciones técnicas que permitan conciliar el crecimiento económico y la protección del planeta.
Movimiento social, también, por nuestra Europa no puede reforzarse sin quedar fiel a sus valores de progreso,de solidaridad, y de justicia a los cuales la gran mayoría de los europeos están vinculados y de los cuales el resto del mundo tanto necesita.
Es ahora cuando los ciudadanos europeos se apropian Europa, como lo hicieron antes con sus espacios políticos nacionales, negando dejar su futuro en manos de algunos, sean aristócratas antes de ayer, «aparatchiks» ayer o tecnócratas hoy.
Una nueva generación de hombres y mujeres ya tiene que levantarse
Lo que permitió la creación y el éxito inicial de la construcción europea es la conjunción de dos factores : una madurez de las opiniones públicas, cansadas de las guerras recurrentes, y la existencia de hombres políticos portadores de una visión.
En cambio estos dos motores están hoy en día averiados: las opiniones parecen hastiadas y los hombres políticos capaces de formular y hacer compartir una visión ausentes. Estamos buscando hoy, en vano, las grandes voces de Europa.
Es entonces ahora cuando es necesario que nos dirijamos directamente al ciudadano europeo, para despertar su consciencia europea y promover una nueva generación de hombres y mujeres capaces de dar a nuestro continente un nuevo impulso.
Hecho en Bruselas, el 9 mayo 2007
Traducido del francés por Issam Taleb